Están dos amigos hablando y uno le comenta al otro la suerte que tiene últimamente su mujer:
- Es una reventada, ¡qué suerte tiene! Anoche, salió a dejar la basura y se encontró, junto al contenedor, dentro de una caja, un abrigo de visón justo de su talla y, sorpréndete, ¡con sus iniciales bordadas en el interior! ¡Ah. y eso no es todo! La semana pasada, al comprar una bolsa de patatas en el supermercado, le tocó un collar de perlas naturales precioso y la anterior, paseando, se encontró un conjunto de zapatos y bolso de piel precioso. ¡Ah. y fíjate que los zapatos eran de su talla!
- Pues sí que es suerte, sí. - contesta el amigo, mosqueado - ¿Y tú, cómo estás de suerte?
- ¡Psseee...! Tengo suerte, pero no tanta como ella. Ayer mismo, abrí una gaveta del armario y me encontré un pijama, pero ¿Te puedes creer que me quedaba grande?