Va Manolo a una farmacia:
"Oiga, me puede vender un preservativo porque esta noche voy a cenar con la familia de la chica con la que salgo desde hace tres meses y después, a ver si cae".
Mientras el farmacéutico lo atiende, Manolo se queda pensando y dice:
"Bueno, mejor me pone dos porque esta chica tiene una hermana que no está nada mal e igual cae también".
El farmacéutico regresa por otro preservativo y Manolo dice:
"Bueno, mejor me va usted a dar tres porque la madre es una cachonda que le pone los cuernos a su marido y ya metidos en harina..."
LLega la hora de la cena y aquí tenemos al Manolo comiendo sin quitarse la gabardina, con el cuello subido y la cabeza agachada. Al acabar, cuando han salido de la casa, va la chica y le dice:
"¡Manolo, no sabía que eras tan tímido!"
"Ni yo que tu padre era farmacéutico".