En un proyecto, el Jefe manda una carta de recomendación al departamento de Recursos Humanos:
Juan Pérez, mi programador asistente, siempre puede ser encontrado
trabajando duro en su cubículo. Juan labora sin descanso, sin andar
gastando el tiempo hablando con sus colegas. Juan nunca
lo piensa dos veces para ayudar a sus compañeros, y siempre
termina sus tareas a tiempo. Frecuentemente, Juan toma extremas
medidas para completar su trabajo, a veces saltándose las
pausas en el trabajo. Juan es un individuo que no tiene nada de
vanidad a pesar de sus altos logros y profundos
conocimientos en su campo. Creo firmemente que Juan puede ser
clasificado como de gran calibre, del tipo que no puede ser
expulsado. Por todo ello, recomiendo que Juan sea
promovido a un puesto ejecutivo, y para tal efecto un ascenso será
ejecutado tan pronto como sea posible.
Atentamente
El Jefe de Proyecto
Poco tiempo después, el departamento de Recursos Humanos recibe la siguiente aclaración del Jefe de Proyecto:
Lo siento, debo aclarar que el ****** de Juán Perez estaba leyendo sobre mis hombros cuando escribía la carta de recomendación que le mandé hoy por la mañana. Por favor lea sólo las líneas impares para conocer mi verdadera opinión.
Atentamente,
El Jefe de Proyecto.