Un tipo era el presidente de un club denominado esposos que no temen a sus esposas, y por cierto había convocado a una junta directiva. Cuando todos los miembros del directorio estuvieron presentes y de pie alrededor de una mesa para juntas, el presidente exclamó: oh! ilustres y distinguidos esposos que no temen a sus esposas, tomen asiento...!
Todos se sentaron excepto el presidente. Los demás directores vieron esto con mucho asombro; se preguntaban entre sí, cuchicheaban, mostraban su extrañeza al ver que el presidente del club esposos que no temen a sus esposas, no se había sentado, sino que permanecía de pie...uno de los miembros de la junta se atrevió a preguntar: Dígame señor presidente...
¿es que acaso usted teme a su esposa.? a lo que el presidente respondió: no!, no le temo... pero, ayer me dio una tremenda paliza que no me puedo sentar!