La hija regresa a casa después de años de haberse ido. Llora desconsoladamente, pues sabe que a su familia, muy católica y de misa, no le va a gustar lo que les tiene que decir.
Su padre le pregunta: Donde estuviste tanto tiempo, sin siquiera escribir? desgraciada! ¡No sabes cuanto ha sufrido tu madre!
- Perdón, papá, pero es que me he vuelto prostituta…
- ¿Como? ¿Que? ¡Lárgate inmediatamente de esta casa!
-¡Desvergonzada, inmoral, perversa… mala hija!. Sabes perfectamente que en nuestra casa somos católicos practicantes,! Sinvergüenza, eres una sinvergüenza!!
Papá, ya me voy… lo siento. te comprendo. Pensaba que me perdonarías y venia a regalarles este abrigo de mink y darle a mi mamá las escrituras de la casa en la Riviera Francesa, una cuenta de $500.000 dólares para los estudios de mi hermano y a ti papito, este reloj Rolex con diamantes y también un Porche Turbo modelo 2012, color negro, que está en la puerta.
Hijita, ¿En que dijiste que te has convertido?
En prostituta, papá¡.
¡Uf! Que susto, había entendido ¡Protestante!, pasa, cariño, pasa….