Se encuentran dos piojos en un vagón del metro:
-¿Qué tal, Genaro?
-Pues ya ves, con un trancazo impresionante. Menuda pulmonía tengo.
- ¿Y eso?
- Pues el otro día, que se me ocurrió meterme en el bigote de un motorista y ¡hay que ver que frío pasé! Así estoy.
-Hombre es que tú también tienes unas cosas! La próxima vez haz como yo, métete en las bragas de una chica y ya verás que acogedor.
-Bueno, bueno, lo probaré.
Nada, se separan como buenos amigos y un buen día, a la semana siguiente, vuelven a encontrarse:
-¿Qué tal, Genaro? ¿Cómo andas de lo tuyo?
-Ay, amigo, no sabes cómo estoy... Estoy fatal.
-Ya te veo. Pero, ¿qué pasa? ¿Es que no hiciste lo que te dije?
-Al pie de la letra. Seguí tu consejo y me busqué una linda señorita. Me metí por su escote y bajé hacia donde me dijiste.
-¿Y qué tal?
-Pues muy bien la verdad, tenías toda la razón, qué sitio más acogedor!. Bueno tan acogedor que me quedé dormido. Pues chico, no me preguntes cómo, pero a la mañana siguiente estaba otra vez en el bigote del motorista!